Rumiación: ese callejón sin salida

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La rumiación es cuando una persona se queda pensando una y otra vez en preocupaciones o problemas personales, especialmente en lo que ha salido mal o en cómo se siente.

A diferencia de los pensamientos negativos que todos tenemos de vez en cuando, la rumiación no se trata solo del contenido de esos pensamientos, sino del hábito de pensar de manera repetitiva y obsesiva. Este patrón de pensamiento puede aparecer en diferentes patologías, como la ansiedad, depresión, o el estrés postraumático, pero todos comparten la misma manera de repetirse una y otra vez en la mente.

¿Por qué algunas personas rumian tanto?

Una teoría sugiere que la rumiación es una respuesta normal del cerebro para advertirnos de problemas y motivarnos a resolverlos, teniendo por tanto una función útil. Sin embargo, cuando se vuelve excesiva, pierde su utilidad y se convierte en un obstáculo.

Además, la rumiación puede volverse un hábito mental que aparece de forma automática, sin que la persona se dé cuenta. Esto hace que los pensamientos negativos se activen involuntariamente, quedando la atención atrapada en estos pensamientos y llevándonos por tanto a más rumiación.

¿Cómo abordar la rumiación?

En lugar de evitar los pensamientos, enfrentarlos directamente está asociado con mejores resultados. Estos pensamientos muchas veces nos producen malestar y por ello intentamos evitarlos, pero así lo único que conseguiremos es que vengan con más intensidad y frecuencia. Por ello, es importante dedicar un tiempo y espacio acotado a esto que nos preocupa y luego hacer alguna técnica de distracción u otra actividad que nos reporte bienestar.

Técnicas como el mindfulness o la terapia cognitivo-conductual pueden ser útiles para disminuir la rumiación y la preocupación excesiva. Estas técnicas enseñan a desafiar y cambiar patrones de pensamiento negativos, promoviendo formas más sanas de enfrentar los problemas. Al reestructurar estos pensamientos, se pueden construir hábitos mentales más adaptativos.

Superando la rumiación

En definitiva, la rumiación puede atrapar a las personas en ciclos de pensamiento negativo que afectan tanto su salud mental como sus relaciones. 

Estrategias como el mindfulness, la terapia cognitivo-conductual y fomentar conversaciones que busquen soluciones en lugar de profundizar en los problemas, puede ayudar a romper estos bucles. Enfrentar la rumiación de manera activa y consciente puede ser la clave para encontrar un mayor equilibrio y bienestar.

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