Te sientas como te sientas en Navidad, está bien

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Montaña rusa de emociones

A medida que se acerca el mes de diciembre, podemos ver cómo se van adornando las calles y cómo comienza a haber un ambiente festivo en ellas, los niños están de vacaciones, regalos, reuniones familiares y de amigos, en definitiva, un mes de cambios pues coincide también con el final de año.

Muchos la definirían como una época feliz, familiar y divertida. Sin embargo, otros la viven de forma distinta, ya sea nostalgia, tristeza, frustración, estrés e incluso dolor, especialmente si se experimenta soledad o si hay recuerdos dolorosos asociados a esta época. A todo esto, habría que sumarle la presión social por estar alegre lo cual puede intensificar estas emociones de tristeza y frustración.

Así, la Navidad no tiene que ser una época de felicidad para todo el mundo. Cada persona va a tener emociones y sensaciones distintas y todas son igual de válidas. 

Tradiciones y Rituales

Por otro lado, hay que sumarle que la Navidad está llena de tradiciones y rituales que brindan una sensación de familiaridad, pertenencia y estabilidad en un mundo en constante cambio. La decoración del árbol, la preparación de comidas especiales y las reuniones refuerzan los lazos familiares y sociales, proporcionando una oportunidad única para fortalecer las conexiones familiares y sociales. Sin embargo, también hay que reconocer que se pueden dar dinámicas familiares disfuncionales y dañinas para la persona, con las cuales habrá que lidiar poniendo limites, gestionando las emociones, con técnicas de autorregulación e incluso poniendo distancia como medida protectora en casos más extremos.

Conclusiones

Como vemos son muchos los puntos de vista desde los que se pueden vivir estas fechas, y lo más importante es que todos son igual de válidos. No debemos censurar ninguna de las emociones ni obligarnos a expresar solo las agradables. Es necesario que nos paremos a escucharnos y a entender por qué experimentamos cada emoción y nos permitamos sentirlas. No debemos presionarnos a sentirnos felices en Navidad, sino aceptar nuestro estado de ánimo y procurar adaptarnos a la situación siendo sinceros con nosotros y lo que sentimos. De esta manera, aunque sigamos experimentando emociones menos agradables de lo esperado, nos estaremos dando la oportunidad de escucharnos y explorar que nos quieren decir esa emoción y que podemos hacer al respecto.

Si a pesar de todo esto, te sientes desbordado, desesperanzo y sientes que las emociones te abruman y que no tienes estrategias para afrontarlo, podemos ayudarte en un espacio seguro y cálido como el de la psicoterapia.

¿Y a ti, qué emociones te ha despertado la Navidad?

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