La terapia EMDR, o Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares, es una psicoterapia integradora focalizada en problemas de base traumática, reconocida a nivel internacional. Desde 2013, la OMS la ha reconocido como uno de los tratamientos recomendados para abordar esta problemática.
Fue descubierto de manera fortuita en 1987 por la psicóloga Francine Shapiro. El EMDR ha demostrado su eficacia, al reducir significativamente los síntomas del trauma y del trastorno por estrés postraumático. Aunque su utilidad se extiende a diversas patologías como la ansiedad, depresión, abuso y violencia, trastornos disociativos, duelos y pérdidas.
Para comprender la EMDR, es esencial comprender el funcionamiento del cerebro. El sistema nervioso procesa e integra las experiencias, pero cuando estas son intensas, complejas o dolorosas, el sistema puede bloquearse, dejando los recuerdos sin elaborar. La terapia EMDR accede y desbloquea estos recuerdos, permitiendo la integración por parte del sistema nervioso.
Dentro de los procedimientos de EMDR, el movimiento ocular es el que más se emplea, donde la persona sigue el movimiento de los dedos del terapeuta. No obstante, también se utilizan otras técnicas igual de eficaces como el tapping, la estimulación auditiva y el abrazo de la mariposa. Estos métodos facilitan la desensibilización y el reprocesamiento de los recuerdos bloqueados, permitiendo la conexión entre experiencias pasadas y presentes.
El EMDR no se limita a tratar la parte bloqueada, sino que se centra en las conexiones entre esta experiencia y situaciones previas, abarcando pensamientos y sensaciones compartidas en el pasado, presente y futuro.
Como terapeuta de EMDR ayudo a mis pacientes a comprender las raíces de las experiencias traumáticas y a elaborar un plan de trabajo para eliminar su influencia en el presente y futuro para que no vuelva a haber esas conexiones cuando haya algún disparador (estimulo que pueda hacer que reviva el recuerdo).
Cada sesión de EMDR puede durar entre 30 y 60 min y la duración del tratamiento puede variar desde 1 a 3 sesiones hasta años en problemáticas más severas.
A diferencia de otras psicoterapias, el EMDR no requiere que los pacientes hablen en detalle sobre el problema o realicen tareas entre sesiones. La persona en terapia con EMDR conecta con el recuerdo, dando paso a un proceso asociativo con otros recuerdos, sensaciones o pensamientos. Esto se traduce en una disminución del malestar (desensibilización) y en un proceso de múltiples asociaciones (reprocesamiento), modificando las creencias del sujeto como resultado del procesamiento del recuerdo.
Por todo ello, si te sientes identificado con todo lo que hemos explicado en este artículo o crees que has pasado por un hecho traumático, contacta con nosotros para que podamos ayudarte. Tomar la decisión de abordar un trauma no superado puede ser el primer paso hacia una vida más plena y satisfactoria.
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